Mi enfoque

Mi trabajo nace de una mirada holística e integradora del ser humano, donde cuerpo, mente, emociones, energía y alma forman un todo inseparable. Creo que cada persona es única y cada momento vital también lo es, por eso, mis sesiones no siguen un formato rígido, sino que son espacios vivos y personalizados, diseñados a partir de lo que realmente necesita quien llega a mí.

Mi papel es el de guía y acompañante. En cada encuentro, me dispongo a escuchar con atención lo que la persona trae —ya sea una inquietud emocional, una dolencia física, una sensación de bloqueo o simplemente la necesidad de reconectarse consigo misma— y, desde ahí, elegir juntos el camino a seguir.

En una sesión podemos hablar, explorar emociones a través de la palabra o del cuerpo, practicar asanas, meditación, yoga nidra, movimiento consciente, técnicas de respiración, o bien sumergirnos en un proceso más profundo como la biodescodificación, el análisis de los sueños o una lectura del I Ching. A veces trabajamos con cartas terapéuticas, otras veces simplemente respiramos y descansamos. Todo depende del momento, del estado de la persona y de su intención.

Trabajo con una amplia variedad de herramientas que he integrado a lo largo de años de formación y experiencia: yoga clásico, Reiki, terapia transpersonal, biodescodificación, meditación, masaje ayurvédico, análisis de los sueños, entre otras. No se trata de aplicar técnicas, sino de saber cuándo, cómo y para qué usarlas, en función de lo que emerge en la sesión.

Hay quienes vienen con una idea clara —quieren Reiki, yoga o meditación— y por supuesto, eso también tiene su lugar. Todo está bien. Lo importante es que el espacio sea seguro, respetuoso y abierto, y que podamos construirlo juntos.

Mi enfoque está en el equilibrio: ayudarte a volver a ti, a tu centro, a ese lugar interno donde todo está en calma. Cada sesión es una invitación a reconectar con lo esencial.